El modelo activista


 

La escuela Activa aparece como producto de diversos factores entre los que se pueden mencionar la Revolución Francesa, al mismo tiempo que las teorías de la evolución y la teoría de la Gestalt.

  

El activismo se nutre entonces de los principios filosóficos producto de la Revolución Francesa y de las críticas a la educación noble y autoritaria hasta entonces vigente. Las teorías de la evolución de Darwin aportan a la escuela una reivindicación de acción, al considerar ésta como elemento central en todo proceso de selección natural. Las especies para sobrevivir requieren adaptación y acción. La pasividad será castigada con la desaparición. Los avances de la psicología y las primeras explicaciones de la Teoría de la Gestalt sobre el carácter global del aprendizaje, brindan un marco psicológico que conduce a resaltar la importancia de la niñez como período evolutivo.

  

La escuela activa rompe con el paradigma de la escuela tradicional para defender la acción directa sobre los objetos como condición y garantía de aprendizaje. Esta manera de entender el aprendizaje genera en la escuela una verdadera revolución que se expresará en la búsqueda de unos propósitos distintos; lo cual a su vez, incidirá en variantes significativas en los contenidos, la secuencia de éstos, las metodologías, los recursos didácticos y los criterios de evaluación. En consecuencia se genera un nuevo modelo pedagógico, el que llamaremos la pedagogía activa.

  

En el paradigma pedagógico de la escuela activa el elemento principal de diferencia proviene de la identificación del aprendizaje con la acción. Se “Aprende haciendo” dice Decroly. El conocimiento es efectivo en la medida en que se sustente con experiencias, de manera que la escuela debe crear las condiciones para facilitar la manipulación y la experimentación por parte de los alumnos.

  

El paradigma de la pedagogía activa postula como propósito, que el fin de la escuela no puede estar limitado al aprendizaje; en consecuencia y como postulado segundo la escuela debe prepara para la vida. Sobre los contenidos y sustentados en el postulado anterior, la fuente y objeto de estudio deben ser la naturaleza y la vida misma.

  

El postulado tercero, sobre la secuenciación, dice que los contenidos educativos deben organizarse de lo simple y concreto a lo complejo y abstracto. En relación con el método, se presenta el siguiente postulado: si el aprendizaje proviene de la experimentación y no de la recepción, el maestro, el alumno y el saber, necesariamente deben cumplir funciones diferentes. El alumno pasa a ser el eje del proceso educativo, sus intereses deben ser conocidos y promovidos por la escuela, la que debe garantizarle la autonomía de construcción de conocimiento, de educación y de gobierno. La libertad de palabra debe ir acompañada de la acción, y para ello hay que permitir al alumno observar, trabajar, actuar y experimentar. El postulado quinto en relación con los recursos didácticos, se señala que éstos serán diseñados para los educandos y no para los docentes. En segundo lugar los mismos deben estar diseñados de manera que promuevan la experimentación y la percepción sensorial. Sobre la evaluación en el modelo activista el estudiante por vez primera, aparece en la escuela como un ser con derechos, con capacidades e intereses propios, los que serán tenidos en cuenta y desarrollados por el proceso educativo.

  

Los modelos pedagógicos contemporáneos y la pedagogía conceptual

 

 A finales del presente siglo y en el ámbito de la informática educativa, no se puede hablar de un modelo pedagógico único que permita agrupar el conglomerado de propuestas que se han nutrido de los avances en los campos de la psicología y de las teorías del aprendizaje.

  

Mientras perduró el modelo industrial, la escuela tradicional cumplió su papel con la historia, pero en este momento en el que la sociedad ha cambiado producto de una profunda revolución en las telecomunicaciones por medio de la introducción del fax, las redes, la fibra óptica, la telefonía celular, y con el creciente liderazgo femenino, la tecnología y la globalización de una economía mundial única, el siglo XXI exigirá nuevos y profundos cambios al sistema educativo. La escuela del nuevo milenio exigirá que se favorezcan las operaciones de análisis, la formación de un pensamiento sistémico y global, el desarrollo de la habilidad para trabajar cooperativamente y la exigencia de formar individuos más creativos.

  

Los aportes de Piaget, Ausubel, Bruner y Vygotsky han permitido que las teorías cognitivas avancen con la identificación de la naturaleza y las características del aprendizaje, la reflexión y la investigación han permitido avanzar de manera significativa.

 

Frente a la crisis de la escuela tradicional y activa, la psicología genética ofrece un nuevo paradigma para comprender el aprehendizaje. No obstante, los autores han formulado teorías del conocimiento y del aprehendizaje más no teorías pedagógicas. Ni Piaget, ni Vygotsky, ni Ausubel abordaron los aspectos básicos para establecer los propósitos, los contenidos, las secuencias, las estrategias metodológicas, los recursos didácticos y los criterios de evaluación propios de un modelo pedagógico. Es por ello que partiendo de sus aportes a la comprensión de la naturaleza, las características y la evolución del aprendizaje y el conocimiento, que la pedagogía tendrá que encontrar principios básicos aceptados por la comunidad educativa y elaborar lineamientos que sustenten las necesidades sociales e individuales del nuevo siglo.

  

Para los psicólogos genéticos el desarrollo psíquico consiste esencialmente en una marcha hacia el equilibrio que se da mediante los procesos de asimilación y acomodación. La asimilación permite que se integren a la estructura cognitiva diversos elementos de la realidad física y social; en tanto que la acomodación se produce como adecuación de las estructuras a los desequilibrios generados por la asimilación. Lo anterior es lo que da un carácter constructivo al conocimiento humano.

 

La realidad es asimilada por el individuo y en dicho proceso se acomodan las estructuras y esquemas cognitivos, en este contexto no se puede considerar al niño o niña como una tabula rasa sobre la cual se imprime la realidad o el conocimiento, al respecto Julián de Zubiría, [JDEZUBIRÍA94, 138] dice:

  

Los conocimientos aprendidos en la escuela han sido creados por fuera de ella, en miles y miles de años de historia humana y por ello no podrán ser asimilados de manera espontánea y empírica, como presupone el activismo, ni construidos como supusieron ingenuamente los continuadores de Piaget

  

De la cita anterior se desprende la idea de que el proceso de aprendizaje es un proceso de reconstrucción, en el cual participan de manera central todos aquellos elementos del entorno que actúan como mediadores culturales. Se enuncian los siguientes postulados de la Pedagogía Conceptual:

  

La escuela juega un papel central en la promoción del pensamiento, las habilidades y los valores. Se está inmerso en un proceso de revolución en todos los campos, desde el económico y social hasta el tecnológico y de las comunicaciones. La transformación se evidencia en las fábricas y oficinas, las que particularmente han sido arrastradas por el proceso de revolución de las comunicaciones y de la informática. Así mismo, el hogar está y seguirá siendo afectado por la nueva civilización, con el generalizado trabajo de la mujer, la aparición de múltiples estructuras familiares y la ampliación del llamado hogar electrónico y computarizado.

  

Todo este proceso de revolución llamado por Alvin Toffler la Tercera Ola ha incursionado como se puede ver en todas las áreas. No obstante, la educación es una de las estructuras institucionales que aún no han sido modificadas. Tal como ha dicho Papert, el sistema educativo parece detenerse en el tiempo. Se evidencia entonces lo que se ha dicho antes, la escuela actual no responde a las necesidades y requerimientos sociales e individuales de la transformación vivida por la economía y la sociedad, la que exigirá una transformación no menos grande en el sistema educativo.

  

La escuela debe concentrar su actividad intelectual, garantizando que los alumnos aprehendan los conceptos básicos de la ciencia y las relaciones entre ellos. Este aprendizaje debe darse en los primeros años de escolaridad y que estos posteriormente pueden ser organizados en estructuras; que existan espacios y tiempos para desarrollar las operaciones intelectuales; que los contenidos tengan relevancia, prospectiva y resonancia social para el alumno y que el desarrollo de la habilidad de leer sea una preocupación continua y permanente.