Si pensamos rápidamente sobre el impacto de la tecnología en el ambiente, posiblemente pensaríamos en que se tienen mejores sistemas de salud, más conocimiento sobre el clima, mayores conocimientos sobre el comportamiento global del medio, pero algunas personas consideran que la tecnología constituye una verdadera amenaza para nuestro planeta, amenaza que debe ser superada con la búsqueda incesante de respuestas a las interrogantes planteadas.
La grave crisis ambiental de las últimas décadas ha destacado la naturaleza transnacional y multidimensional de sus efectos, y ha mostrado que las soluciones requeridas son colectivas o comunales, por lo que, consecuentemente, sólo pueden ser llevadas a cabo por la comunidad internacional y por los propios estados, bien individualmente o en cooperación con las Naciones Unidas, según se exige en los Artículos 55 y 57 de la Carta de Río en el año 1992. Un ecosistema equilibrado, la conservación de los recursos naturales o, simplemente, la supervivencia del planeta son requisitos urgentes que se deben lograr si queremos que nuestro sistema no sea destruido.
El derecho a un medio ambiente sano ha sido violado como resultado de las actividades humanas, que incrementan las concentraciones de gases con efecto invernadero en la atmósfera, con todos los efectos consiguientes sobre el calentamiento global, la subida del nivel del mar y el clima en general. Mientras, al producir su propio efecto negativo sobre el disfrute de los derechos humanos en general y de los derechos económicos, sociales y culturales en particular, estos fenómenos adquieren un efecto multiplicador, que también agravan el incremento de los serios y numerosos problemas afrontados por las poblaciones de las regiones pobres. Entre las actividades humanas que afectan al derecho a un medio ambiente sano se incluye la deforestación, que durante siglos ha conducido a pérdidas substanciales de masas forestales y a la degradación medioambiental.
De acuerdo con el informe del Secretario General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, la conservación de la diversidad biológica es fundamental para la vida humana. Es un factor básico, en cuanto a como se estructuran los organismos vivos. Como tal, supone un soporte para los ecosistemas, para la regulación del agua, la atmósfera y la producción agrícola. Cuando se pierden las variaciones genéticas el resultado es, por consiguiente, no sólo la pérdida de las características específicas y potenciales y las adaptaciones, sino que también disminuye el número de especies, se desequilibran los ecosistemas y se daña la capacidad para preservar la vida humana. La destrucción del ecosistema y del equilibrio necesario para la supervivencia de nuestra especie se ha agravado en la vida moderna, por los efectos de las actividades humanas contemporáneas, tales como la contaminación, los vertimientos de residuos tóxicos y peligrosos, por ejemplo.
La contaminación de la tierra, el mar y el aire, originada por varias causas, supone un importante riesgo para la vida, la salud y el bienestar de las poblaciones.
Para citar tan solo un ejemplo del impacto y posibles situaciones se analizará el llamado efecto invernadero que afecta a nuestro planeta y pensemos en que ya casi todos los artefactos, herramientas, vehículos y máquinas que utilizamos de una u otra manera dependen de combustibles fósiles, los cuales son los causantes del calentamiento global del planeta.
El futuro del calentamiento global del planeta dependerá de la actitud asumida en países en vías de desarrollo tales como Brasil, China e India, donde vive un tercio de la población mundial. Según Henry Jacoby del Instituto Tecnológico de Massachusets, en estos países se dan las más altas tasas de crecimiento en población así como las mayores tasas de crecimiento económico, lo que significa que el crecimiento potencial de emisiones de carbono para el efecto invernadero es sumamente alto. En India cada persona produce actualmente un cuadragésimo del bióxido de carbono que produce un norteamericano, sin embargo, la población india es tan elevada y su tasa de crecimiento tan acelerada lo que hará que muy pronto se superen las emisiones invernadero de Estados Unidos.
Si los países en vías de desarrollo simplemente siguen los pasos de los países de occidente, las emisiones invernadero aumentarán notablemente al tiempo que aumentarán la población y el consumo de energía por lo tanto, la solución para resolver el problema del calentamiento global requiere de la colaboración de todas las naciones, incluidos los países en desarrollo.
Del 1º al 10 de diciembre de 1997 se celebró en Kyoto, Japón, la Tercera Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático. Al discutir estos temas se polarizó la conferencia poniendo a los países ricos en contra de los pobres. Se pretendía en tal conferencia asignar una cantidad límite de emisiones invernadero a los distintos países, cantidad que no se debía exceder, no obstante los países pobres o en vías de desarrollo argumentaron que al no ser ellos los que inicialmente crearon el problema, deberían estar exentos de tal cuota, a parte de que los países desarrollados son los que consumen la mayor cantidad de energía y, consecuentemente, liberan la mayor cantidad de emisiones, además de que cuentan con los recursos económicos y tecnológicos para disminuir tal problema. La discusión se prolongó durante varios días sin que pareciera se pudiera llegar a algún acuerdo, finalmente se acordó, que la mayoría de los países desarrollados se comprometieron a realizar recortes obligatorios de un 7% por debajo del valor de emisiones del año 1990, equivalente a un 20% por debajo del valor actual, permitiendo, un periodo de gracia a los países en vías de desarrollo, iniciando de esta manera un primer paso hacia la eliminación de combustibles fósiles.
No obstante, el Acuerdo de Kyoto produjo reacciones no tan favorables de parte de algunos especialistas en climatología y ecología, quienes señalaron que el Protocolo de Kyoto simplemente produciría una disminución de unas decenas de partes por millón de bióxido de carbono. Así, en lugar de duplicarlas en el año 2100, simplemente se estarían incrementando en un 90%. Modelos computarizados muestran que las cláusulas del tratado de Kyoto no detendrían el aumento de las concentraciones contaminantes en la atmósfera, para lograrlo, con el tiempo se debería exigir mucho más que en Kyoto y reducir las emisiones fósiles mundiales en un 50% o más.
Científicos y ecologistas podrían imaginar una gran cantidad de soluciones potenciales, la mayoría orientadas hacia la búsqueda de energías alternativas, la expansión de la energía nuclear o el simple aumento de la eficacia de la tecnología en cuanto al uso de energía, lo que es equivalente a hacer lo mismo con menos energía utilizando las nuevas tecnologías. No obstante el comportamiento humano parece ir en sentido opuesto a las premisas planteadas, las personas cada vez aspiran a tener casas más grandes así como mayor cantidad de vehículos per cápita, los que generalmente son más grandes y más pesados.
De alguna manera la población mundial deberá disminuir la emisión de gases de carbono. Proyecciones que señalan que el consumo de energía se incrementará cuatro veces en los próximos 100 años, bajo estas proyecciones y para evitar el aumento del efecto invernadero las emisiones de gases deberán ser libres de carbono.
La situación de disminuir la cantidad de bióxido de carbono en la atmósfera será imposible a menos que se logre una transición masiva en el sistema de energía global que deje de lado los combustibles fósiles.
Hallar un combustible que no tenga carbono es el desafío a tal situación. Algunos dicen que tal tecnología ya fue inventada, se llama Energía Renovable: energía solar, energía eólica y biomasa que consiste en el cultivo de materia vegetal para ser usada como combustible. Otros argumentan a favor de la energía nuclear que no produce gases de carbono, no obstante los grupos ecologistas no están dispuestos a pagar ese precio a cambio de la no emisión de gases de carbono, tal es la opinión de Alexandra Mc Pherson del Grupo Greenpeace.
La energía hidroeléctrica también ha sido atacada por los ecologistas. Sin embargo las energías renovables tales como la eólica y la solar juegan un papel preponderante en algunos lugares específicos donde abunda el viento y el sol. El verdadero problema consiste en ¿cómo hacer para que las fuentes de energía renovable superen o iguales al menos los grandes potenciales energéticos generados con combustibles fósiles o fuentes de carbono como para llegar a reemplazarlos?
Tal como hemos analizado el uso de una computadora, la cocina eléctrica, la aspiradora y cualquier otro artefacto que requiera electricidad estará contribuyendo con el calentamiento global si dependemos para generar esa energía eléctrica de combustibles fósiles. Un tercio de las emisiones fósiles provienen de los vehículos, motivo por el cual se trabaja en la búsqueda de combustibles alternativos. En tal sentido ya hay prototipos que trabajan con hidrógeno en combinación con oxígeno para producir electricidad, su desecho simplemente es agua, sin embargo el desafío es dónde encontrar hidrógeno. Al respecto estudios realizados por científicos alemanes en las costas del océano pacífico en nuestro país han descubierto grandes reservorios de este gas en el mar patrimonial de Costa Rica.
Si bien las energías renovables son una buena opción, resultará muy difícil satisfacer toda la energía requerida, motivo por el cual se ha reconsiderado la opción de los reactores nucleares, no obstante todas las razones sociales que no favorecen su investigación y uso.
En la actualidad no existe una tecnología energética capaz de producir las cantidades de energía necesarias para sustituir las energías fósiles y estabilizar de esta manera los gases invernadero. Las alternativas de solución tales como eficacia en la energía, energía renovable y energía nuclear no parecen ser la opción capaz de enfrentar el reto, sin embargo no debemos desfallecer, basta con imaginar la vida en el siglo XVIII, difícilmente los ciudadanos de esa época habrían imaginado cualquiera de los avances tecnológicos de hoy, tales como aeroplanos, viajes espaciales, sistemas de comunicación y otros.
Además de los desafíos tecnológicos, otro gran desafío a largo plazo son los desafíos políticos los que pueden ser aún mayores. Al respecto después de la Cumbre de Kyoto, 95 senadores de Estados Unidos de América rechazaron que un país rico como Estados Unidos no deba tomar el liderazgo a menos que países como China e India asuman idénticas responsabilidades, habrá que admitir que se debe superar ese egoísmo político imperante.
El aumento de tecnologías de punta dependientes de energía fósil incidirán cada vez más en el calentamiento global del planeta y con el tiempo, el impacto será desconocido.
Si aumenta la temperatura grandes bloques de hielo de la Antártica se deslizarán hacia el océano aumentando el nivel del mar con las consecuentes inundaciones, mayor frecuencia en tormentas, diseminación de epidemias, mayores sequías, problemas con cosechas, destrucción de especies y hábitat.
En términos generacionales no se está hablando de épocas muy lejanas para llegar al caos. En tal sentido vale la pena el esfuerzo, motivo por el cual se deberá trabajar muy duro para buscar una solución ya que potencialmente se está cambiando la faz de la Tierra para todas las generaciones futuras.